¿Qué es la descomposición?
En nuestra introducción al Pensamiento Computacional, vimos el mapa completo de nuestras herramientas mentales. Ahora, vamos a hacer zoom en la primera y, quizás, la más importante para combatir el pánico inicial ante un nuevo proyecto: la descomposición.
¿Alguna vez has mirado un trabajo o un problema y has pensado «esto es imposible, es demasiado grande, no sé ni por dónde empezar»? Esa sensación de parálisis es exactamente lo que la descomposición viene a solucionar. Al descomponer vamos a dividir un problema difícil de resolver en partes más pequeñas y fáciles de manejar.
¿Qué es Exactamente la Descomposición?
La descomposición es, sencillamente, el proceso de tomar un problema complejo y dividirlo en subproblemas más pequeños, manejables y fáciles de entender. No se trata de hacer que el problema desaparezca, sino de hacer que pase de ser una montaña enorme y amenazante a una serie de pequeños escalones que puedes subir uno a uno.
Al descomponer, cada pequeño subproblema se puede analizar, planificar y resolver de forma independiente. Esta estrategia la utilizamos en nuestro día a día, incluso sin darnos cuenta. Por ejemplo, cuando quiero dejar limpia una habitación, inconscientemente divido esta tarea en otras más pequeñas: recoger las cosas que hay por medio, colocarlas en su sitio, limpiar los muebles, limpiar el suelo, etc.
- 🎬 Analogía del Cine: Un director no puede «rodar una película» de una sola vez. Es una tarea titánica. Por eso la descompone. El gran problema («Hacer esta película») se divide en fases como preproducción, rodaje y postproducción. A su vez, el rodaje se descompone en un plan de rodaje por escenas. Y cada escena se descompone en planos individuales. Equipos distintos (sonido, iluminación, vestuario) se encargan de sus subproblemas específicos, y al final, todas las piezas resueltas se unen para formar la película.
 - ⚽ Analogía del Partido: Un entrenador quiere «ganar el partido». Para lograrlo, descompone el juego en áreas clave: estrategia defensiva, control del mediocampo y tácticas de ataque. La estrategia defensiva, a su vez, se descompone en tareas más pequeñas como «cómo defender un córner», «cómo hacer la presión tras pérdida» o «cómo marcar al delantero rival». Se entrena cada pequeña parte por separado para que el conjunto funcione.
 
¿Por qué es útil descomponer un problema?
Dividir un problema tiene muchas ventajas:
- Facilita la comprensión: al aislar cada parte, entendemos mejor qué papel juega dentro del conjunto y podemos resolver tareas paso a paso.
 - Reduce la dificultad: cada fragmento requiere menos esfuerzo mental que el problema completo y los problemas dejan de parecernos imposibles.
 - Permite detectar errores más fácilmente: si algo falla, es más sencillo encontrar dónde nos hemos equivocado y también corregirlo.
 - Favorece el trabajo en equipo: distintas personas pueden encargarse de diferentes partes sin interferir.
 
Esta estrategia es universal. Se aplica en la ciencia, en la organización personal, en los estudios y en la vida cotidiana.
Descomposición en la vida diaria
Veamos algunos ejemplos claros donde aplicamos descomposición sin darnos cuenta:
🔹 Ejemplo 1: Preparar un examen
Estudiar todo un temario a la vez es abrumador. Pero si lo divides, se vuelve manejable:
- Reúnes todos los materiales.
 - Seleccionas los temas más importantes.
 - Divides el estudio en bloques de tiempo o de contenidos.
 - Realizas ejercicios de repaso por cada bloque.
 - Finalmente, haces un repaso general.
 
Cada paso tiene sentido por sí mismo y, al completarlos, el problema global (aprobar el examen) se resuelve.
🔹 Ejemplo 2: Organizar un viaje
Un viaje puede parecer un único objetivo (“ir de vacaciones”), pero en realidad implica muchos subproblemas:
- Elegir destino.
 - Calcular presupuesto.
 - Buscar alojamiento.
 - Reservar transporte.
 - Planificar actividades.
 
Cada uno de estos pasos también puede dividirse más. Por ejemplo, “buscar alojamiento” puede incluir “comparar precios”, “leer reseñas” y “reservar”.
Dividir el proceso te permite no olvidar nada y avanzar de forma ordenada.
🔹 Ejemplo 3: Resolver un problema matemático
Cuando te enfrentas a un ejercicio largo, no lo resuelves de una vez:
- Primero identificas los datos que tienes.
 - Luego escribes las fórmulas necesarias.
 - Después haces los cálculos paso a paso.
 - Por último, compruebas el resultado.
 
Aquí la descomposición permite seguir un orden lógico, evitando errores y repeticiones.
🔹 Ejemplo 4: Planificar una cena con amigos
A primera vista, parece sencillo: “preparar una cena”. Pero si lo analizamos, implica muchas tareas:
- Decidir el menú.
 - Hacer la lista de la compra.
 - Comprar los ingredientes.
 - Cocinar cada plato.
 - Poner la mesa y servir.
 
Incluso dentro de “cocinar cada plato” hay nuevas divisiones: cortar, mezclar, calentar, probar, corregir sabor…
Cada nivel de división nos da mayor control sobre el resultado final.
🔹 Ejemplo 5: Redactar un trabajo o proyecto
Cuando tienes que hacer un trabajo escrito, el proceso suele incluir:
- Elegir el tema.
 - Buscar información.
 - Organizarla por apartados.
 - Escribir el borrador.
 - Revisar y corregir.
 - Presentar el trabajo.
 
Si intentaras hacerlo todo a la vez, el esfuerzo sería enorme. La descomposición convierte el proceso en una serie de pasos alcanzables.
Consejos Prácticos: ¿Cómo y Cuándo Aplicar la Descomposición?
Saber qué es está bien, pero saber usarlo es lo que marca la diferencia.
¿Cuándo debo descomponer?
- Cuando te sientas abrumado: si la magnitud de una tarea te bloquea, es la señal número uno para empezar a dividir.
 - Al iniciar un gran proyecto: ya sea un trabajo de investigación para una asignatura, planificar un viaje de fin de curso o crear un vídeo, si la tarea parece una montaña, es momento de descomponer.
 - Cuando sientes bloqueo o procrastinas: si no sabes por dónde empezar y por eso no empiezas, es una señal clara de que la tarea es demasiado grande. Divídela hasta que el primer paso sea tan pequeño que no te dé pereza darlo.
 - Para repartir tareas en un grupo: la descomposición es esencial para el trabajo en equipo. Permite dividir el proyecto en partes claras que se pueden asignar a diferentes personas. Además si las tareas lo permiten se pueden trabajar en paralelo (a la vez).
 - Cuando necesitas estimar el esfuerzo: Es casi imposible estimar cuánto tiempo llevará «recoger a todos mis amigos». Es mucho más fácil estimar cuánto te llevará «ir a casa de Juan», «a casa de María desde la de Juan», y así con todos hasta estimar el total.
 
¿Cómo lo hago? El método paso a paso
- Define el problema principal con claridad: Empieza con una frase que resuma el objetivo final. Ejemplo: «Quiero limpiar mi cuarto», o «quiero mejorar mi organización en los estudios».
 - Pregúntate «¿Qué necesito para hacer esto?»: a veces, para definir una subtarea, ayuda pensar en sus requisitos. Para «grabar un vídeo», necesitas «escribir un guion», «preparar el material» y «buscar una localización». Ya has descompuesto el problema porque has identificado los grandes bloques. De esta forma, hacer la cama se convierte en:
- Retirar toda la ropa de cama.
 - Colocar la sábana bajera.
 - Colocar la sábana encimera.
 - Hacer las esquinas.
 - Colocar el edredón o manta.
 - Hacer el embozo.
 - Colocar la almohada.
 
 - Descompón cada bloque si es posible: Ahora, toma cada bloque y divídelo en tareas más concretas. Define el «paso siguiente más pequeño» y, cuando llegues a una tarea que puedas hacer en un tiempo corto (ej. menos de una hora) y sin necesidad de dividirla más, habrás descompuesto lo suficiente. Siguiendo el caso anterior, retirar toda la ropa de cama se convierte en retirar la almohada, retirar la sábana bajera y la sábana encimera.
 - Sigue dividiendo hasta que sea obvio: El objetivo es llegar a tareas tan pequeñas que su solución sea casi evidente o, al menos, muy fácil de planificar. Una buena medida es cuando puedes describir la tarea en una frase simple y directa. Date cuenta como en el caso anterior, es difícil dividir ‘retirar la almohada’ en tareas más sencillas.
 - Usa Herramientas Visuales: No tienes que hacerlo todo en tu cabeza. Usa un mapa mental, una pizarra, o incluso post-its en una pared para visualizar la estructura jerárquica del problema. Pon el problema principal en el centro y ve creando ramas para cada gran bloque. Luego, crea sub-ramas para las tareas más pequeñas.
 
Actividad desconectada
A partir de ahora, cuando te encuentres un problema que te abrume, trata de aplicar esta descomposición. Seguro que te será de gran ayuda.
Conclusión
La descomposición es más que una técnica; es un cambio de mentalidad. Te enseña a ver los desafíos no como muros infranqueables, sino como una colección de ladrillos que puedes manejar. Ningún problema será demasiado grande si sabemos dividirlo en partes más pequeñas. Te ayudará a ver con más claridad, a planificar con orden y a encontrar soluciones más fácilmente y más eficaces.
Practícala en todo: al planificar tus estudios para un examen, al organizar un viaje o al montar un mueble. Cuanto más la uses, más natural te resultará, y más rápido te convertirás en el tipo de desarrollador que no se asusta ante nada.
Ahora que sabemos cómo dividir el problema, en el próximo tema veremos cómo encontrar atajos y soluciones reusables: el Reconocimiento de Patrones.


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